Brinda María Castillo de Lima, primera soprano transgénero, un programa variado con gran expresividad y delicadeza.


La presentación de ayer por la tarde de la soprano María Castillo de Lima en el Aula Magna constituye no sólo el debut en la Ciudad de la solista argentina, sino también, y sin temor a equivocarme, el primer concierto de una artista trans en escenarios regios.

Titulado “Un canto a la diversidad“, el recital inició con la parte lírica dedicada a ariettas y canciones, comenzado con una selección de Vincenzo Bellini, “Vaga luna che in argenti”; siguió con “Baciami”, de Paolo Tosti, y “Sole e amore”, de Puccini, para complementar con “Me voglio fa’na casa” de Donizetti.

En ellas mostró una cuidada pronunciación del italiano y musicalidad.

La voz de Castillo de Lima es de amplio registro, teniendo unos graves resonantes, de mezzosoprano, y agudos de gran proyección, pero que en algunos casos precisan de un mejor soporte.

Lo que más cautiva es una expresividad y la delicadeza con las que aborda los pianissimi de las partituras.

Vendrían luego selecciones de canciones mexicanas, con números como “Lejos de ti”, “Collar de Perlas” y “Canción Mixteca”, de Ponce, Esparza Otero y López Alavés, respectivamente, todas cantadas con amplia emoción y entrega.

Posterior al intermedio, vino la parte operística con las arias “Vissi d’arte”, de Tosca, de Puccini y “La mamma morta”, de Andrea Chénier, de Giordano, ambas entregadas de manera convincente con el dramatismo esperado.

La última parte de su presentación -que contó con el apoyo de la Secretaría estatal de Igualdad e Inclusión- comprendió un conjunto de canciones brasileñas y argentinas, dos de B. de Oliveira y dos de Astor Piazzola. Sin duda, en este último, con “Los Pájaros Perdidos” y “Yo soy María”, de su ópera-tango “María de Buenos Aires”, se encontró en su medio con gran afinidad al ser coterráneo suyo.

El apoyo al piano de Maurizio Colacicchi fue clave. Es notoria su experiencia y conocimiento en el arte del acompañamiento vocal.
A manera de encore, y a tono con el tema del mes de la diversidad, brindó “Somewhere over the Rainbow” y “Soy lo que soy”, para cerrar finalmente con “Despedida”, de María Grever.

Los asistentes al Aula Magna, si bien en número reducido, aplaudieron entusiastas tras cada número.

María Castillo de Lima es una artista que debe escucharse en vivo. Ojalá sea la primera de varias visitas al País.

Fuente: EL NORTE
Fuente de imagen: EL NORTE

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